viernes, 6 de marzo de 2009

Segunda sorpresa desde Venezuela


SEGUNDA SORPRESA DESDE VENEZUELA

La primera fue la “Joven Orquesta Sinfónica Simón Bolívar” y el sistema de orquestas juveniles que la sostiene. A algunos de vosotros ya os he hablado en clase varias veces de este proyecto y de lo que significa más allá de lo musical.
Algunos incluso habéis visto parte del concierto que dieron en Valladolid en enero del año pasado –y del que regresé perdidamente entusiasmada- y el documental que sobre estos chicos realizó Enrique Sánchez Lansch: “The Promise of Music.



Pero no es ésta la sorpresa a la que me refiero esta vez…Os prometo volver sobre ella porque es un tema que creo que lo merece. De momento os dejo un enlace para que los que no habéis oído hablar del Sistema de Orquestas Infantiles y Juveniles de Venezuela del Maestro Abreu vayáis abriendo boca y recuperando la confianza en el género humano.
http://www.elpais.com/articulo/revista/agosto/orquesta/milagrosa/elpepucul/20070821elpepirdv_2/Tes


La “segunda sorpresa desde Venezuela” es el descubrimiento hace muy poco tiempo de una pequeña canción -“Á Chloris”- de un compositor que nació en Caracas en 1874 (aunque pasó casi toda su vida en Francia).
Se llamaba Reynaldo Hahn. Aquí tenéis un retrato suyo sentado al piano, para que podáis ponerle cara.


Seguro que no es lo que más os gusta y no os apetece nada escucharla. Pero aun así me voy a arriesgar, por pura cabezonería (y porque no puedo sacarme esta piececita de la cabeza desde que la escuché…).
No es ni vuestro estilo, ni vuestro cantante favorito, ni vuestro “tipo”, ni tampoco vuestro tema, ni vuestra época…Es probable que vuestra primera reacción sea salir corriendo y decirme con gesto aburrido que esto es música “vieja”, “anticuada” y que suena “a naftalina”. Pero a pesar de todo…¡¡voy a probar!!.

Os confieso que nunca pensé que fuese a encontrar entre este tipo de canciones de finales del XIX una que me tocase tanto la fibra sensible. No es mi siglo favorito, ni mi género predilecto, ni mi estilo preferido…
Pero muchas veces, no sé por qué absurda inercia seguimos diciendo “no me gusta” a músicas que en realidad desconocemos. En el fondo creo que el gusto musical funciona de una manera muy parecida al gusto “gastronómico”: es absurdo decir que una comida no te gusta si no te la has llevado jamás a la boca.

¿Un vergonzoso ejemplo de esta actitud? Servidora misma con quince o dieciséis años menos. Uno de mis lemas favoritos por aquel entonces -muy violinista cerril yo…- era “no me gusta la música vocal”.
Con el tiempo descubrí que me había equivocado de verbo, porque lo que ocurría en realidad no era que no me gustase, sino que la desconocía -no por completo…pero casi…-.

Hasta que un día se cruzó con mis oídos algo que me hizo retemblar por dentro; algo que casi, casi hizo desaparecer todo lo que me rodeaba; algo que ni en mis mejores sueños podía provenir de garganta humana. Después de semejante conmoción –de la que os hablaré otro día, por supuesto…- me puse a investigar, a escuchar más…y finalmente llegué a la conclusión de que quizá no todo “lo vocal” era tan “horrible” como me imaginaba…

A este error viene asociado otro muy común: tomar la parte por el todo. En algún momento de mi vida debí escuchar a UN cantante que me horrorizó. Y pensé: “¡Qué horror! ¡Deben ser TODOS igual de insufribles!”.
Y no. Es evidente que no…
Empecé a ver que no todos los cantantes eran iguales, y que las mismas piezas cantadas por unos u otros no eran las mismas, sino OTRAS músicas completamente diferentes.


Como es habitual en mí, ya me he vuelto a ir por los cerros de Úbeda, así que volvamos con Chloris…

Me encantaría que pudieseis escucharla por primera vez como yo lo hice: en la voz de una jovencísima cantante de cuyo nombre no me acuerdo -pero os aseguro que su voz no se me olvida- y en las manos de una amiga pianista que la arropaba. Sin aire encorsetado, irrespirable y estirado de una decimonónica sala de conciertos…En vaqueros y zapatillas, en el salón de su casa, bromeando mientras resucitaban esa música casi olvidada.

Pero no puede ser porque no tengo esa grabación…Así que visto el panorama…me decanto por estas tres versiones:

http://www.youtube.com/watch?v=hblAmLvg55g&feature=related Con Susan Graham y una galería de retratos de mujeres de finales del XIX-principios del XX.

http://www.youtube.com/watch?v=I1y9-3utnoo&feature=related Con Kristina Bitenc.

http://www.youtube.com/watch?v=fNWKnXgrroA&feature=related Con Philippe Jaroussky, uno de los contratenores de moda.

Si queréis saber más cosas sobre Reynaldo Hahn encontraréis más información sobre él en las siguientes páginas:

http://www.venezuelatuya.com/biografias/reinaldo_hahn.htm Aquí aparece una pequeña biografía muy asequible para empezar.

http://gusanoylombriz.blogspot.com/2008/08/minutos-musicales-lheure-exquise-de.html Es la dirección de otro blog en el que se habla de las relaciones que Hahn mantuvo con los poetas simbolistas y con el novelista Marcel Proust.

http://foro.elaleph.com/viewtopic.php?t=33079&start=20&postdays=0&postorder=asc&highlight= En este foro se habla sobre si Reynaldo aparece reflejado en alguno de los personajes de en “En busca del tiempo perdido”, sobre qué tiene realmente de venezolano el personaje y sobre cómo se está recuperando su figura poco a poco.

http://reynaldo-hahn.net/ es quizá la página más completa que he encontrado hasta el momento. En ella podéis encontrar una biografía mucho más detallada, con líneas de tiempo comparativas, textos de personas que lo conocieron, fragmentos de sus diarios de viaje, explicaciones sobre el ambiente de los salones burgueses del París de finales del XIX, análisis de sus obras, partituras y fragmentos de audio.
Eso sí: está en francés.

Esta canción tiene de peculiar dos cosas: la elección del texto y la elección del bajo que acompaña la melodía principal.
El texto es de un curioso escritor francés del siglo XVI que se llamaba Theophile de Viau. http://es.wikipedia.org/wiki/Th%C3%A9ophile_de_Viau

S’il est vrai, Chloris, que tu m’aimes,
Mais j’entends, que tu m’aimes bien,
Je ne crois point que les rois mêmes
Aient un bonheur pareil au mien.
Que la mort serait importune
De venir changer ma fortune
A la félicité des cieux!
Tout ce qu’on dit de l’ambroisie
Ne touche point ma fantaisie
Au prix des grâces de tes yeux.


Y el bajo es el mismo que el del Aria de la “Suite en Re M BWV 1068”…¿Un homenaje a Bach…?

http://www.dailymotion.com/video/x1gxrr_air-de-la-suite-en-re-bach-bwv-1068_music

¡¡Que ustedes la disfruten!!

3 comentarios:

  1. En general suscribo y me adhiero a lo que nos cuenta la autora, pero habría que hacer algunos matices:
    Primero: Yo también fui afortunada al poder ver a la Joven Orquesta Sinfónica Simón Bolívar en Madrid, pero el aserto “…y recuperando la confianza en el género humano”, aunque de intención literaria, es una desmesura fuera de lugar. Afortunadamente, a diario hay muchas cosas y personas por las cuales no habría ni tan siquiera que enfadarse con el género humano. Estas exageraciones o pedanterías suelen producir el efecto contrario de lo que se pretende. Así, si te dicen que una película es la quinta esencia del séptimo arte, irás a verla predispuesta a encontrarle fallos. Como se suele decir, los radicalismos engendran radicalismos. Y entonces habrá quien proclame “¡Pues viva la hipérbole!”. Claro, por supuesto; cada uno es dueño y dominador (o quizá no) de sus cabezonerías y cerrilidades.
    Segundo: La autora, cual nuevo Rainer M. Rilke descubriendo a su Cèzanne, o Ibn Hazm a su platónico amor, muestra su fascinación por la pieza A Chloris. Es de celebrar que descubra el siglo XIX, sobre el que parece insinuar ciertos prejuicios, aunque lo haga a través de la evocación, en este caso musical, producida por una obra con un texto renacentista y un bajo barroco, elementos básicos de la pieza según nos cuenta la autora. Es como si nos sedujera el XIX gracias a Rostand porque nos recuerda a Molière, o gracias a Delacroix porque nos evoca a Rubens. Pero todos sabemos que el siglo XIX, por no salir de Francia, es Zola, Debussy, Monet…
    Por último, resulta difícil calificar como venezolano a quien a los tres años de edad abandonó su país para ser toda su vida un francés con nacionalidad alemana. Esto, y su pretendida relación con la Joven Orquesta Simón Bolívar, es como querernos meter un idea con calzador.
    Finalmente, es admirable la larga bibliografía de links comentados.

    Lili

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  2. Aun teniendo razón Lili en sus críticas, yo prefiero quedarme con la intención principal de la autora (la profesora de música, suponemos) que no es otra que la de enseñarnos un poco de cultura musical a través, en este caso, de dos propuestas: la de la Joven Orquesta Sinfónica Simón Bolívar, dirigida en su momento por el magistral Dudamel; y la de la pieza A Chloris.
    De los enlaces de youtube que nos recomienda a propósito de la segunda, la interpretación de Kristina Bitenc parece más poética, refinada y emotiva, pero yo prefiero la de Philippe Jaroussky porque, aunque tiene peor calidad sonora, el bajo deudor de Bach es más rotundo, y la voz de contratenor es la que más nos recuerda "un poquito" a los antiguos castrati, lo que le confiere un envoltorio barroquizante a la pieza, que era lo que, al parecer, principalmente buscaba Reynaldo en sus composiciones de este tipo.

    Polifemo.

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  3. Me sorprende comprobar, no sé si positiva o negativamente, la pasión que despiertan temas de calado intelectual llegando al enfrentamiento dialéctico y rozando la desconsideración personal. Libertad al margen,desde la atalaya del ignorante, me permito el lujo de suplicar moderación, mesura y distancia. ¡Que el apasionamiento no nos nuble el entendimiento!

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